La diadema, un tocado clásico para todas las edades

No todo son pamelas, casquetes y coronas florales en el catálogo de tocados para bodas y otros eventos. La diadema es probablemente el complemento de mayor popularidad entre usuarias de todas las edades. Se trata de un «adorno o aderezo femenino en forma de aro abierto», en palabras de la RAE, que está disponible en un universo de formas, materiales y colores. Con razón, al consultar a boutiques por los tocados ceremonias para niñas más solicitados, la diadema es una respuesta habitual.

La palabra diadema proviene del latín diadema y significa «banda» o «cinta», origen etimológico que sirve para describir el diseño básico de este complemento. Detrás de su aparente sencillez, se esconde uno de los accesorios más versátiles. Se comercializa con estructura de metales preciosos o más ordinarios pero revestidos de telas como el terciopelo o el raso. Las hay anchas y delgadas, con o sin adornos, que pueden consistir en flores, plumas, cuentas, pedrería, etcétera.

La comodidad es una de las claves del éxito de la diadema. Fácil de ajustar y retirar, cumple la función secundaria de recoger el cabello. Por otra parte, este accesorio no debe confundirse con la anadema (una cinta usada por la realeza de la Antigua Persia), la tiara (un tocado semicircular más formal y elaborado) o la vincha (una banda generalmente elástica que más que adornar, se limita a sostener el pelo sobre la frente).

A diferencia de la balaclava victoriana y otros complementos pasados de moda, la diadema ha resistido bien el paso del tiempo. Su antigüedad es más que notable (se estima que las damas se adornaban ya con él en Mesopotamia, y sería difícil encontrar un dios heleno sin este accesorio: Baco, Juno, Minerva, etcétera). Pese a su longevidad, las diademas siguen ocupando un lugar destacado en la moda tanto ceremonial como casual, sin que la edad ni la condición sean un obstáculo.


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