Seguridad para la tercera edad: ¿qué tipos de teleasistencia existen?

Casi la mitad de los adultos mayores de sesenta y cinco años sufre al menos una caída al año en su vivienda. Una solución factible a la inseguridad en entornos domésticos es la teleasistencia, un servicio que brinda apoyo y vigilancia dentro y fuera del domicilio particular a personas de edad avanzada. A este mercado pertenecen dispositivos como el altavoz inteligente, el colgante con pulsador o el reloj seguridad personas mayores, por ejemplo.

Los productos de teleasistencia se enmarcan en tres categorías, dependiendo de su funcionamiento y grado de autonomía: activos, pasivos y semiactivos o híbridos. Por un lado, los relojes, móviles y pulseras equipados con un botón SOS o similar entran generalmente en el primer grupo, ya que la llamada a los servicios de emergencia y otras funciones requieren la intervención del usuario. En otras palabras, su sistema no está pensado para operar de forma independiente.

En cambio, son pasivos los aparatos de teleasistencia que integran sensores y alertas capaces de detectar una emergencia sanitaria y contactar, por sí mismos, al servicio de urgencias que corresponda. Esto se logra mediante el uso de detectores anticaída, giroscopios y medidores de la presión arterial y otras constantes vitales. En caso de presentarse una irregularidad, su software está programado para enviar alertas a cuidadores, familiares y servicios de emergencia. Es una respuesta automática que no depende de las acciones del usuario.

Con frecuencia, la mayor parte de los productos de teleasistencia son híbridos o semiactivos, es decir, están equipados con pulsadores SOS y con un «ecosistema» de sensores y de alertas programadas. Este enfoque presenta grandes ventajas. Al producirse una alerta falsa, por ejemplo, la persona puede cancelar el aviso a los servicios sanitarios; por el contrario, si uno de los sensores fallara, podrá alertar a la centralita por sí mismo gracias al pulsador de emergencia.


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